viernes, 7 de febrero de 2014
LA MUSICA REGALO DE DIOS
“LA MUSICA REGALO DE DIOS”
Orígenes y algunas de sus fuentes.
Por Miguel Vázquez Aguilar.
Pero de alguna manera existía en esta primera fase, una semejanza que era la homofonía y una
comunidad de costumbres, que era la práctica del canto. Había, después, que pasar a la polifonía,
la más preciada y cara conquista de la música occidental en la Edad Media, que poseía en su favor
siete siglos de afanes y experiencias: acerca de esto se puede concluir, definitivamente, que los
mexicanos pre-cortesianos ignoraron y no presintieron la edad media musical europea.
Mas los indígenas, con sus cualidades innatas, prontamente superaron las dificultades. Creemos
que su arraigado sentimiento religioso, (ancestral y sincero en su culto a las divinidades que
veneraban), orientado por los misioneros, ciertamente, en su sentido distinto; así como el
benévolo amparo y protección que recibieron de los propios misioneros, favorecieron su empeño
para alcanzar resultados satisfactorios.
Los Memoriales de Motolinia dan fe de las cualidades y adelantos de los indios. Dichos
Memoriales, escritos unos cuantos años después de la Conquista, alaban no solamente “el vivo
ingenio y memoria” de los indios, sino su capacidad para componer obras a varias partes o voces.
Dicen en una de sus partes: “Algunos mancebos de estos, que digo, han puesto en canto de
órgano villancicos a cuatro voces, y los villancicos en su lengua, y esto parece señal de grande
habilidad, porque aún no los han enseñado a componer, ni contrapunto, y lo que ha puesto en
admiración a los españoles cantores, es que un indio de estos cantores, vecino de esta ciudad de
Tlaxcala (donde Motolinia estuvo como guardián del Convento de 1536 a 1539) ha compuesto una
misa por puro ingenio, y la han oído hartos españoles cantores, buenos cantantes, y dicen que no
le falta nada, aunque no es muy prima”.
El mismo Motolinia añade: “Hay muchos niños de hasta once o doce años que saben leer y
escribir, canto llano y canto de órgano, y aún apuntar para sí varios cantos”.
Otro aspecto que señala la habilidad de los indios es el que se refiere a la construcción de
instrumentos musicales. Se sabe, en forma indudable, que los órganos fueron construidos, en la
escuela de Fray Pedro de gante, en Texcoco, desde el año 1527.
El Padre Mendieta, sucesor de los doce franciscanos que emprendieron la evangelización de
México, dice: “Una cosa puedo afirmar con verdad: que en todos los reinos de la Cristiandad no
hay tanta copia de flautas, chirimías, sacabuches, orlos, trompetas y atabales, como en solo este
reino de la Nueva España. Órganos también los tienen todas cuasi las iglesias donde hay religiosos,
y aunque los indios son los que labran lo que es menester para ellos, y los mismos indios los tañen
en nuestros conventos”.
Para terminar éste capítulo le rendimos un pequeño homenaje a la egregia figura del sabio fraile
franciscano Bernardino de Sahagún, e insertamos su “noticia” acerca de los músicos indígenas:
“El buen cantor alza la voz y canta claro, levanta y baja la voz y compone cualquier canto de su
ingenio. El buen cantor es de buena, clara y sana voz, de claro ingenio y de buena memoria, y
canta en tenor, y cantando baja, y sube, y ablanda o templa la voz, entona a los otros, ocúpase
en componer y enseñar la música, y antes que cante en público primero se ensaya. El mal cantor
tiene voz hueca, áspera o ronca, es indocto y bronco, mas por otra parte es presuntuoso y
jactancioso, desvergonzado o envidioso, molesto y enojoso a los demás por cantar mal, es muy
olvidadizo y avariento en no querer comunicar con los otros lo que sabe del canto, y es soberbio y
muy loco”.
Continuara………………………..
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