viernes, 7 de febrero de 2014
La Musica Regalo de Dios
“LA MUSICA REGALO DE DIOS”
Orígenes y algunas de sus fuentes.
Por Miguel Vázquez Aguilar.
Entusiasta y con mucho empeño debió ser el que dedicó Fray Juan de caro. Motolinia señala:
“Era un padre viejo, que pienso no tiene pequeña corona delante de Dios, y penitus ninguna
cosa sabía de la lengua de los indios, sino la nuestra castellana y hablaba en forma y seso con los
muchachos Como si fueran cuerdos españoles. Los que le oíamos no nos podíamos valer de risa,
y los muchachos, la boca abierta, oyéndole muy atentos por ver lo que quería decir. Fue cosa de
maravilla, que al principio ninguna cosa entendían, ni el viejo tenía intérprete, en poco tiempo le
entendieron de tal manera, que no sólo deprendieron y salieron con el canto llano, sino también
con el canto de órgano, e agora hay muchas capillas e muchos cantores de ellos diestros que las
rigen y entonan…”
No podemos dejar de mencionar que entre los que auxiliaron primeramente en la enseñanza de la
música, debe mencionarse en lugar importante, a Fray Toribio de Benavente, “Motolinia”.
Los resultados obtenidos los consignaremos en el próximo capítulo. Pero como anticipo debemos
señalar que no eran muy alentadores, diciendo el propio Motolinia¨: “Algunos se burlaban de ellos
porque parecían desentonados y tener flacas voces; y en verdad no las tienen tan recias ni tan
suaves como los españoles, y creo que lo causa andar descalzos y mal arropados los pechos, y ser
las comidas tan pobres”.
La dedicación y la inflamada caridad que movía a los misioneros en las aras de un sublime ideal
como era “ganar almas para el cielo” y remediar las necesidades de los naturales, no sólo les ganó
El cariño y el amor de los indios que los veneraban como sus más esforzados defensores, sino que
pronto les entregó frutos materiales de progreso en la labor cultural que desarrollaron.
Sus admirables esfuerzos, su agobiador trabajo sin desmayo y su indomable tenacidad, han
merecido comentarios tan significativos, como aquel que les dedicó el Lic. José Vasconcelos
(siendo Secretario de Educación Pública en el régimen presidencial del General Álvaro Obregón),
en la página 141 de su “Indología”; dice: “No creo que sea posible ni atinada la labor educativa
que no tome en cuenta el sistema de los misioneros, sistema cuyos resultados no solo no se
han podido superar, pero ni siquiera igualar. La educación Pública, como esfuerzo organizado y
sistemático, se inicia en el continente americano con el trabajo de los misioneros católicos. Lo
menos que se puede decir del sistema educativo de los misioneros, es que constituyó un esfuerzo
cabal”.
Y ese esfuerzo cabal, unido a las calidades de los indios, rindió copiosamente en la música. El
adelanto empezó a hacerse patente poco a poco. El primer escollo que hubo de superar fue el de
la diversidad de escalas: de la pentafonía al diatonismo; o dicho en otros términos, del producto
de una cultura primitiva a los hallazgos y adquisiciones de un refinamiento superior; de un impulso
espontáneo a las sutilezas de los modos eclesiásticos, pacientemente meditados, erigidos en
sistema a través de largas observaciones. Sin contar con que la música europea, especialmente la
eclesiástica, poseía un simbolismo intelectual prodigaba, a los entendidos, un goce especial que,
aún en nuestros días, escapa a los indoctos.
Continuara……………………………………
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario