jueves, 17 de octubre de 2013

San Timoteo


San Timoteo, obispo y mártir. Año 97.
San Timoteo es el patrono de los malestares estomacales. Su nombre significa: "Tengo un gran respeto a Dios." Nació en Listra, Licaonie (Asia Menor), de padre griego y madre judía. Se sabe de él gracias a las tres epístolas del apóstol San Pablo. Desde muy temprana edad fue instruido en las Sagradas Escrituras. Se cree que su madre Eunice, su abuela Lois y él mismo abrazaron el cristianismo y se hicieron bautizar durante la primera visita de San Pablo a Listra.
Cuando Pablo regresó a ese lugar, en su segundo viaje misionero, los cristianos de allí le dieron maravillosas recomendaciones acerca de Timoteo. Entonces Pablo le impuso las manos y le confió el ministerio de la predicación. Así, el apóstol lo escogió como colaborador, gran amigo y compañero de misiones –que fueron muchas veces difíciles y confidenciales, y, en adelante lo consideró siempre como un hijo suyo. En la segunda carta a los Corintios, el apóstol se refiere a él como: "Timoteo, mi hijo amado" (1 Corintios); y lo llama de la misma manera en las dos cartas que le escribió a él.
En efecto, los encontramos a ambos juntos en la primavera del año 50 al otoño del año 52: en Éfeso, Jerusalén, Roma, Frigia, Galacia, Macedonia, Tesalónica y Corinto. Más tarde, San Pablo le escribirá recordándole lo buena que fue su familia: "... Que esa fe se conserve en ti, ya que desde tu más tierna edad te hicieron leer y meditar las Sagradas Escrituras" (1 Tim. 1:5; 4:14).
Ciertamente, la familia de Timoteo experimentó abundantes gracias de conversión y crecimiento espiritual durante la estadía de Pablo y Bernabé en su casa. Allí les ocurrió a los dos predicadores que tras la curación de un hombre tullido, realizada por medio de Pablo, la gente de aquella región los confundió con dioses disfrazados de hombres. Entonces quisieron adorarlos y ofrecerles sacrificios.
Por su parte, Pablo, al darse cuenta, les aclaró que eran tan sólo criaturas igual que ellos. Entonces los judíos incitaron al pueblo contra Pablo y Bernabé. Apedreándolos, los dejaron casi muertos, pero los cristianos los condujeron a la casa de Timoteo, en donde fueron atendidos.
Para el año 53, Pablo envía a Timoteo a las Iglesias de Macedonia y de Corinto. Trabajaron juntos nuevamente los años siguientes en Macedonia, en el Peloponeso y en la Tróada. Y cuando Pablo les escribe a los romanos, desde su prisión, les menciona que lo acompaña Timoteo, su fiel discípulo.
La primera carta que le escribió S. Pablo a Timoteo fue en el año 65, desde Macedonia; y la segunda, desde Roma, mientras se encontraba preso, aguardando su ejecución. En una de las cartas del apóstol a Timoteo, le dice: "Que nadie te desprecie por tu juventud. Muéstrate en todo como un modelo para los creyentes, por la palabra, la conducta, la caridad, la pureza y la fe" (2 Tim. 2). En otro pasaje, el apóstol desciende a detalles prácticos como la recomendación de que no tome sólo agua sino también un poco de vino, debido a los continuos malestares estomacales de Timoteo (Cf. 1 Tim. 5:23).
El historiador Eusebio cuenta que S. Pablo nombró a Timoteo primer obispo de la Iglesia de Éfeso. Allí, Timoteo fue apaleado y apedreado por el emperador Diocleciano, ya que se oponía a un festival pagano en honor de Diana. Así pues, recibió la corona del martirio en el año 97.
Los restos de S. Timoteo se encuentran en la Iglesia de los Apóstoles en Constantinopla; y, según la tradición, los fieles reciben grandes favores cuando rezan a sus pies.
San Tito, obispo. Año 96.
Tito fue amigo y discípulo de San Pablo y lo acompañó en muchos de sus viajes. Su nombre significa: defensor. A diferencia de Timoteo, cuando se conocieron, Tito ya había abrazado la fe. Tito se convirtió en secretario del apóstol, y éste, a su vez, puso en Tito toda su confianza, tanto, que se ha llegado a decir que fue su discípulo más querido; Pablo lo envió para que procurara que los creyentes cumplieran lo que les había dicho en sus cartas. Tito acompañó a Pablo y a Bernabé al Concilio de Jerusalén, en donde S. Pablo le impidió dejarse circuncidar.
El apóstol de los gentiles –S. Pablo– lo nombró obispo de la isla de Creta y le dirigió una carta en donde le señala las cualidades que deben tener los sacerdotes. Según la tradición Tito murió en Creta, ya de avanzada edad y en calidad de obispo, en el año 96.

La Música Regalo de Dios


“LA MUSICA REGALO DE DIOS”

Orígenes y algunas de sus fuentes.

Por Miguel Vázquez Aguilar.

Es de considerarse la gran paciencia y trabajos que fueron necesarios para que los indios
asimilaran y comprendieran la nueva música. Distinta como era a la que ellos usaban, sentían que
los intervalos de semitono eran desafinados y les provocaban risa, burla y desasosiego.
Sin embargo, los frutos no tardarían en aparecer, y para ello contribuyeron las cualidades, de los
indios. Motolinia en la descripción que hace de esas cualidades, escribe: “Estos indios casi no
tienen estorbo que les impida para ganar el cielo… Son pacientes, sufridos sobremanera, mansos
como ovejas… Sus colchones es la dura tierra, sin ropa ninguna; cuando mucho tienen una estera
rota, y por cabecera una piedra, o un pedazo de madera… Hábiles son para cualquier virtud, y
habilísimos para todo oficio y arte, y de gran memoria y buen entendimiento”. (Historia de los
indios, Trat. 1º., cap. XIV.)
El propio Motolinia dice: “Tres franciscanos fundaron en México los estudios de canto: Fray Pedro
de Gante, aquí como en tantos terrenos de cultura, iniciador insigne; Fray Arnaldo de Basaccio y
un religioso muy viejo, de nombre Juan Caro”. (id. Id. Iib. III, cap. XII.)
Acerca de los métodos o procedimientos que usaron, se conservan claras referencias. Al
conocimiento de las verdades de la Doctrina Cristiana, se agregaba una “noción” musical de los
atributos de los santos. Entre esas “nociones” se conserva una que la tradición atribuye a Fray
Pedro de Gante; es la siguiente:




El esfuerzo de este gran iniciador debe considerarse muy particularmente, porque a la dificultad
inherente a toda enseñanza, añadía la de ser tartamudo.
Se atribuye a Fray Pedro de gante varias composiciones: himnos solemnes acerca de la ley de Dios;
de la Encarnación del Verbo Divino para salvar a la humanidad; de la Virgen María. Ha quedado
consignada, asimismo, la forma en que celebró la primera Navidad que pasó en América: ( se
traduce tal cual) “Hizo venir indios de toda la comarca y en un patio que se llenó a reventar se
cantó el himno “Ha nacido el Redentor”. (Códice Franciscano). El propio Fray Pedro de gante
escribió acerca de este punto lo siguiente: “Mas por la gracia de dios empecéles a conocer y
entender (a los indios) sus condiciones y quilates, y como me había de haber con ellos, y es que
toda su adoración dellos a sus dioses era cantar y bailar delante dellos, porque cuando había
que sacrificar algunos por alguna cosa, así como para alcanzar victoria de sus enemigos, o por
temporales necesidades, antes de que los matasen, habían de cantar delante del ídolo; y como
yo vi esto y que todos sus cantares eran dedicados a sus dioses, compuse metros muy solemnes
sobre la ley de dios y de la fe, y cómo dios se hizo hombre para librar al linaje humano, y como
nació de la Virgen María, quedando pura y sin mácula; también díles libreas para pintar en sus
mantas para bailar con ellas porque así se usaba entre ellos conforme a los bailes y a los cantares
así se vestían de alegría o de luto o de victoria; y luego, cuando se acercaba la pascua, hice llamar
a todos los convidados de toda la tierra de veinte leguas alrededor de México para que viniesen a
la fiesta de la Natividad de Cristo nuestro Redentor, y así vinieron tantos que no cabían en el patio,
que es de gran cabida, y cada provincia tenía hecha su tienda donde se recogían los principales, y
unos venían de diecisiete y dieciocho leguas, en hamacas enfermos, y otros de dieciséis, por agua,
los cuales solían cantar la misma noche de natividad: “Hoy nació el Redentor del mundo”.

 Continuara……………………………..

El Deporte y la Iglesia

El Deporte y el Magisterio de la Iglesia

La copa mundial de fútbol de este verano ha puesto en evidencia una vez más la grande relevancia que el deporte tiene, para bien o para mal, en la sociedad actual. Mientras en un país un periódico trata del ultimo escándalo de fútbol, el periódico de otro país habla de cómo se está usando la religión para atraer más gente a los estadios. En todo caso, sea en el ámbito juvenil, sea en el profesional, el deporte es un fenómeno dominante en nuestra sociedad.


Cuando no hay un juego “en vivo” estarán los comentarios que llenan la radio, la televisión y los periódicos. Se dice que en Italia “el fútbol hablado” es más seguido que el mismo fútbol profesional. Se habla tanto de lo que dice el jugador tal, o el entrenador “x”, o “fulano de tal” sobre el último partido…pero rara vez escuchamos qué han dicho los Papas sobre el tema. De hecho ¡Qué dice la Iglesia sobre el deporte? Pablo VI se interrogó en 1966: “¿Existe verdaderamente un dialogo entre Iglesia y deporte? ¿Qué tiene que ver la religión con esto? ¿No es el deporte por definición, extraño a la religión? La palabra ‘juego’, en cierto modo, ¿no da la idea de trivialidad, de superficialidad, de desafío a quien trabaja seriamente en la gran obra de conducir las almas a Dios, santifícalas y salvarlas?"1


Al responder a estas preguntas, el mismo Pablo VI, al contrario de esta “presunta sospecha”, afirma que: “Nosotros sentimos una gran estima por la actividad deportiva, por la diversidad de aspectos humanos que ella manifiesta, promueve, pone en juego, premia y corona."2


Por más de cien años, la Iglesia, a través de los pontificados, ha hablado al mundo deportivo, y a los deportistas. Mejor dicho, ha dirigido su palabra hacia el hombre, que practica el deporte. Las grandes ocasiones como los Olimpiadas, el mundial de fútbol, la inauguración de un nuevo estadio, o una audiencia a un equipo de deportistas con el Papa... han sido las ocasiones propicias, en las que el Vicario de Cristo ha podido dirigir su palabra a los deportistas: son mas de 200 los discursos pronunciados por los papas del ultimo siglo.


Los primeros cinco discursos vienen de San Pío X, el primer Papa en recibir en el patio de San Dámaso un grupo internacional de deportistas católicos en 1905. El Pió XI, que fue montañero en su juventud, e incluso pasó toda una noche a pie a unos 4600 metros de altura en un sendero del Monte Rosa esperando que mejorase las condiciones climáticas,3pronunció unos 5 discursos sobre el deporte y las lecciones que enseña la montaña. Al Papa Pío XII, llamado “el amigo de los deportistas” –el primero en instalar un gimnasio en el Vaticano– podemos atribuir unos 20 discursos. Encontramos 9 discursos en Juan XXIII. Sea en ocasión de las atletas de visita, sea en ocasión de los grande eventos, Pablo VI dirigió 35 discursos. Por fin, como uno puede imaginar, el servo de Dios, Juan Pablo II, llamado el “Papa deportista”, tuvo 120 discursos a los deportistas que suman más de la mitad de todos los discursos tenidos por los papas!4


Entrando un poco en esta rica historia, compuesta por más de un siglo de discursos deportivos de los papas, quisiera delinear algunos de los rasgos que caracterizan el pensamiento de la Iglesia, que mira no solamente al deporte, pero al hombre mismo que ejerce actividades deportivas. Con esto, no pretendo dar una visión completa y exhaustiva, quisiera más bien, que esto sirva como aperitivo, que incite un vivo interés por este tesoro de enseñanzas, –infelizmente poco conocidas– sobre el deporte. Empiezo con el deporte en sí mismo, como actividad educativa y recreativa, para luego llegar al fenómeno más reciente del deporte como espectáculo y fenómeno social.


“Ahora bien, ¿Cuál es, en primera lugar, el oficio y el objetivo del ‘deporte’, sana, y cristianamente entendido, si no precisamente cultivar la dignidad y la armonía del cuerpo humano, desarrollar la salud, el vigor, la agilidad y la gracia del mismo?"5 Estas palabras del Pío XII introducen el fin básico del deporte. Seguramente, es un fin bastante conocido y realizado por tantas personas deportivas. Pero, a pesar de ser tan básico, es a la vez fácilmente descuidado en el mundo del deporte de hoy. Baste citar él titulo del libro del Barrie Houlihan, “Dying to win” (Morir para vencer) para ver cómo una distorsión del deporte, por ejemplo, la del doping, niega fundamentalmente este fin de educar y fortalecer el cuerpo hasta el punto de que algo saludable se convierte en algo dañoso y incluso mortal.


También en un mundo donde crece la obesidad y las enfermedades físicas –ambas a veces condicionadas por una vida llena de stress– hay mucho que recuperar en el mismo deporte y en la sana recreación física para que estas actividades saludables vuelvan a ser practicadas y disfrutadas en bien del cuerpo.


Pero, más allá de la salud física, ¿hay algo más que podemos encontrar en el deporte? En su discurso a un congreso italiano sobre la educación física, Pío XII delinea cuatro fines que tiene el deporte, que son: 1) un fin próximo, el de educar, desarrollar, y fortalecer el cuerpo; 2) un fin remoto, porque el deporte sirve para predisponer el cuerpo al servicio del alma y de la persona; 3) un fin mas profundo todavía– el de contribuir a la perfección del hombre; y 4) un fin ultimo, el de acercar el hombre a Dios.6


En cuanto al segundo fin, el deporte al servicio de la persona, cuerpo y alma, el mismo Papa Pío XII observa: “El deporte, adecuadamente dirigido, desarrolla el carácter, hace del hombre una persona valerosa, que pierde con generosidad y vence sin presunción; ello afina los sentidos, clarifica e ilumina la mente, y forja una voluntad de hierro para perseverar. No es solamente desarrollo físico. El deporte correctamente entendido tiene en cuenta al hombre entero.7


Siguiendo el mismo fin, Juan XXIII observa cómo “también en el deporte, pueden encontrar desarrollo las verdaderas y fuertes virtudes cristianas, que la gracia de Dios hace, luego, estables y fructuosas: en el espíritu de disciplina se aprenden y se practican la obediencia, la humildad, la renuncia: en las relaciones de equipos y de competencias, la caridad, el amor de fraternidad, el respeto reciproco, la magnanimidad, a veces también el perdón; en las firmes leyes del rendimiento físico, la castidad, la modestia, la templanza, la prudencia.8


Sin duda, este es un campo grandísimo donde la Iglesia, puede y debe a través de sus escuelas, parroquias, y asociaciones deportivas, cosechar buenos frutos. ¡Cuánto tiempo pasan los jóvenes cada semana con un entrenador deportivo, comparado con las pocas horas que pasan los jóvenes en una lección de catequesis! Hay mucha oportunidad aquí para aprovechar la potencialidad “formativa” de estas actividades deportivas.


Mas allá de las virtudes humanas, viene a la luz este fin de perfeccionar al hombre a través del deporte. Juan XXIII veía la posibilidad de que el deporte pudiera conducir el hombre hasta las perfecciones interiores, cuando notaba: “Estas competencias deportivas y los motivos que congregan e inspiran estas grandes masas de jóvenes proclaman a la faz del mundo, no solamente el honor rendido a los valores físicos y a la armonía de los miembros del cuerpo, sino también el servicio que estos valores físicos pueden y deben rendir a las más altas aspiraciones del hombre hacia la perfección y la belleza interior, hacia la emulación reciproca, serena y alegre, hacia la fraternidad universal.”9


Aquí se abre, además del nivel individual y personal, un nivel comunitario, es decir el aspecto social del deporte. De hecho, Juan XXIII ha notado y valorado “La extensión alcanzada por el deporte y la prensa deportiva ocupa un puesto de primer plano y constituye uno de los fenómenos más vivos e interesantes de la cultura contemporánea.10


En este contexto de la cultura, los padres del Concilio Vaticano II debatieron también sobre el deporte. Notando la capacidad del deporte sea a nivel individual que comunitario, en el numero 61 de Guadium et Spes se dice: “Pues con la disminución ya generalizada del tiempo de trabajo aumentan para muchos hombres las posibilidades. Empléense los descansos oportunamente para distracción del ánimo y para consolidar la salud del espíritu y del cuerpo, …con ejercicios y manifestaciones deportivas, que ayudan a conservar el equilibrio espiritual, incluso en la comunidad, y a establecer relaciones fraternas entre los hombres de todas las clases, naciones y razas.11


Después del concilio, este segundo aspecto de “establecer relaciones fraternas entre los hombres de todas las clases, naciones y razas” ha sido ampliamente desarrollado. Con su lenguaje universal, el deporte tiene la capacidad de aglomerar personas de diverso países, culturas, razas y lenguas. Pablo VI, por ejemplo, en un saludo a los atletas de la XIX Olimpiada, notaba: “Procedéis de tantos países, representáis ambientes y culturas, pero os une un idéntico ideal: vincular a todos los hombres con la amistad, la comprensión y la reciproca estima. Esto prueba que vuestra meta final es algo más elevada: la paz universal. Vuestra tarea es contribuir a que los campos de batalla se transformen en palestras y que al odio suceda el amor.12


Además de este bien de promover la comunión entre la humanidad, ¿cómo es posible que el deporte realiza el último fin mencionado por Pío XII, el de acercar el hombre a Dios? Con los papas Pablo VI y Juan Pablo II sobre todo, podemos constatar un incremento en las audiencias de los atletas con el Pontífice. En un discurso a las ciclistas del “Giro d’Italia”, Pablo VI respondía a la pregunta: ¿porqué los deportistas quieren ver el Papa? Tocando el motivo más profundo, decía: “Porque el deporte es símbolo de una realidad espiritual aunque escondida, que constituye la trama de nuestra vida.”13Luego continuaba: “La vida es un esfuerzo, la vida es una competencia, la vida es un riesgo, la vida es una carrera; la vida es una esperanza hacia la meta final, una meta que trasciende la escena de la experiencia común, y que el alma entreve y la religión nos presenta.”14


¡Qué hermosas y verdaderas son estas palabras del Papa! La vida realmente es un esfuerzo. Y el deporte nos ayuda a vivir mejor esto esfuerzo. Muchos papas han subrayado el aspecto ascético del deporte, a la luz de las palabras del San Pablo. Muchas veces, hacían referencia a la carta a Timoteo: “He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia” (2 Tim 4,7-8). Pero el texto por excelencia es 1 Cor 9, 24-27. Refriéndose a este pasaje del Apóstol, Pablo VI decía: “El deportista ofrece a San Pablo un argumento, que del campo físico pasa al espiritual, y que por lo tanto puede refluir desde el campo práctico de la vida vivida: ‘Todos los atletas se imponen una rigorosa abstinencia…’(1Cor9,24-27). Las cosas fuertes, las cosas grandes, las cosas bellas, las cosas perfectas son difíciles, y exigen una renuncia, un esfuerzo, un compromiso, una paciencia, un sacrifico.15


También, el Papa de los deportistas, Juan Pablo II, ha afirmado en tantas ocasiones que la practica del deporte en su sentido más noble y auténtico trae siempre a la memoria el ideal de virtudes humanas y cristianas que, no solamente contribuyen a la formación física y psíquica, sino que también inician y estimulan a la fuerza y a la grandeza espiritual.


Pero, en el Jubileo Internacional de Deporte, durante el Año de la Redención 1984, Juan Pablo II ha visto todavía algo más en este celebre pasaje del San Pablo a los Corintios (1Cor 9,24.27): “El Apóstol de las gentes, ha reconocido, por tanto, la fundamental validez del deporte, considerándolo no solamente como término de comparación para ilustrar un superior ideal ético y ascético, sino también en su intrínseca realidad de coadyuvante para la formación del hombre y de componente de su cultura y de su civilización."16


Siguiendo el ejemplo del Apóstol, Juan Pablo II no dudaba en incluir el deporte entre el conjunto de los valores humanos, pues representa un beneficio para la promoción y formación humana. Y comentando el mismo pasaje de San Pablo, añade: “Encontramos en estas palabras los elementos para delinear no solo un antropología sino una ética del deporte y también una teología, que haga resaltar todo su valor.”17


El deporte, cuando es visto y practicado en una manera no banal, es decir, cuando es practicado a la luz de estos cuatro fines numerados por Pío XII, entonces brilla su validez fundamental y todo su valor. Por eso, la perspectiva cristiana del deporte no se limita a enumerar algunos principios éticos que deben ser aplicados al deporte come si fueran algo extraño al deporte mismo. Tampoco basta introducir algún acto religioso en la práctica deportiva casi como algo forzado e incompatible con el mismo. No, la perspectiva cristiana es mucho más amplia y connatural con la esencia de las actividades deportivas y busca resaltar y vivir la verdad cristiana sobre lo que es el hombre y la sociedad.


“Aunque el deporte tiene este valor en sí mismo, estos valores –como Juan Pablo II señaló a los presidentes de la UEFA– non son garantizados...ellos deben ser purificados y renovados continuamente.”18
Por eso, durante el Jubileo del Deporte del año 2000, Juan Pablo II pidió hacer un “examen de conciencia” sobre el deporte, para que éste pudiera “responder a las exigencias de nuestro tiempo” y “superar cualquier desviación que pudiera producirse en él.”19 

La Virgen de Almudena


La Virgen de AlmudenaPatrona de Madrid, España."Almudena", por haber sido hallada en el "almudin", palabra árabe para "depósito de trigo".

Hoy su imagen está en Catedral de Madrid, Santa María la Real de la Almudena.

El escritor Vera Tassis hace un juego con la palabra: Al=Alma (virgen, en hebreo), Mu=Mulier, De=Dei, Na=Natus; o sea Virgen y Mujer o Madre de Dios nacido.
 
La Virgen María es la clave de la historia universal por ser la Madre del Redentor, Jesucristo nuestro Señor. Su cuidado maternal nunca nos falta y se hace particularmente prodigioso en momentos de crisis. La Virgen ha sido el instrumento divino para proteger a sus hijos cuando humanamente parecía que estaban perdidos. Así fue en España en tiempos de la ocupación musulmana.
En el año 712 el español rey godo Don Rodrigo fue derrotado en la batalla de Guadalete. Los capitanes musulmanes Muza y Tariks establecieron su dominación sobre Toledo y casi toda la Península tras una rápida conquista. Solo quedaban algunos reductos de resistencia en el norte y estos parecían estar perdidos.

Madrid, la actual capital de España y la que llegara a ser capital del gran imperio español, era en el siglo VIII una insignificante villa. Ni siquiera se conoce su antiguo nombre: Mantua, Miacum, Ursaría...

Pero los musulmanes entendieron que Madrid era un lugar estratégico y decidieron establecer allí una gran fortaleza. Grande fue la consternación de los cristianos de aquel lugar al saber del inminente ataque musulmán. Fue así que pensaron en como salvar a la venerada imagen de la Virgen María, que según la tradición, había sido traída a esta villa por un discípulo del Apóstol Santiago en el año 38 de nuestra Era. Recordemos que dicho apóstol evangelizó la península, se la apareció la Virgen en Zaragoza y sus restos mortales se encuentran en Santiago de Compostela.  Todo el pueblo se reunió en la iglesia para pedir la protección de la Virgen, dispuestos a defender su querida y venerada imagen contra todos los infieles.

lunes, 29 de julio de 2013

MARÍA FAUSTINA KOWALSKA


MARÍA FAUSTINA KOWALSKA
1905-1938

Sor María Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.
Nació el 25 de agosto de 1905 como la tercera hija entre diez hermanos en la familia de Mariana y Estanislao Kowalski, campesinos de la aldea de Głogowiec. En el santo bautizo, celebrado en la iglesia parroquial de Świnice Warckie, se le impuso el nombre de Elena. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, la laboriosidad, la obediencia y una gran sensibilidad ante la pobreza humana. A los 9 años recibió la Primera Comunión. La vivió muy profundamente, consciente de la presencia del Huésped Divino en su alma. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para, trabajando de empleada doméstica en casas de familias acomodadas de Aleksandrów, Łódź y Ostrówek, mantenerse a sí misma y ayudar a los padres.
Ya desde los 7 años sentía en su alma la llamada a la vida religiosa, pero ante la negativa de los padres para su entrada en el convento, intentó apagar dentro de sí la voz de la vocación divina. Sin embargo, apresurada por la visión de Cristo sufriente fue a Varsovia y allí, el 1 de agosto de 1925 entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde, como sor María Faustina, vivió trece años. Trabajó en distintas casas de la Congregación. Pasó los períodos más largos en Cracovia, Płock y Vilna cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera.
Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su singular intensa vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y callada, pero a la vez natural, llena de amor benévolo y desinteresado al prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.
Su espiritualidad se basa en el misterio de la Divina Misericordia, que ella meditaba en la Palabra de Dios y contemplaba en lo cotidiano de su vida. El conocimiento y la contemplación del misterio de la Divina Misericordia desarrollaban en ella una actitud de confianza de niño hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. Oh Jesús mío —escribió— cada uno de tus santos refleja en sí una de tus virtudes, yo deseo reflejar tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. (Diario 1242). Sor Faustina era una fiel hija de la Iglesia a la que amaba como a Madre y como el Cuerpo Místico de Jesucristo. Consciente de su papel en la Iglesia, colaboró con la Divina Misericordia en la obra de salvar a las almas perdidas. Con este propósito se ofreció como víctima cumpliendo el deseo del Señor Jesús y siguiendo su ejemplo. Su vida espiritual se caracterizó por el amor a la Eucaristía y por una profunda devoción a la Madre de la Divina Misericordia.
Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación, los dones de leer en las almas humanas, de profecía y de desposorios místicos. Un contacto vivo con Dios, con la Santísima Madre, con ángeles, santos y almas del purgatorio: todo el mundo extraordinario no era para ella menos real que el mundo que percibía a través de los sentidos. Colmada de tantas gracias extraordinarias sabía, sin embargo, que no son éstas las que determinan la santidad. En el Diarioescribió:Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios (Diario 1107).
El Señor Jesús escogió a sor Faustina por secretaria y apóstolde su misericordia para, a través de ella, transmitir al mundo sugran mensaje. En el Antiguo Testamento —le dijo— enviaba alos profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a todala humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla con mi Corazón misericordioso (Diario 1588).
La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:
– Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.
– Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.
– La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.
Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio —dijo el Señor Jesús a sor María Faustina— tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.
Sor María Faustina extenuada físicamente por la enfermedad y los sufrimientos que ofrecía como sacrificio voluntario por los pecadores, plenamente adulta de espíritu y unida místicamente con Dios murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938, con apenas 33 años. La fama de la santidad de su vida iba creciendo junto con la propagación de la devoción a la Divina Misericordia y a medida de las gracias alcanzadas por su intercesión. Entre los años 1965-67 en Cracovia fue llevado a cabo el proceso informativo sobre su vida y sus virtudes y en 1968 se abrió en Roma el proceso de beatificación, concluido en diciembre de 1992. El 18 de abril de 1993, en la Plaza de San Pedro de Roma, el Santo Padre Juan Pablo II beatificó a Sor María Faustina. Sus reliquias yacen en el santuario de la Divina Misericordia de Cracovia-Łagiewniki.

Fray Bernardino de Sahagún
(Sahagún, España, 1499 o 1500 - México, 1590) Eclesiástico e historiador español. Estudió en la Universidad de Salamanca. En 1529 se desplazó a América e inició el estudio de la lengua de los indígenas mexicanos. Con una finalidad estrictamente catequística escribió en lengua náhuatl Psalmodia cristiana y sermonario de los Sanctos del Año (1583). Su obra fundamental es Historia general de las cosas de Nueva España, recopilación en doce tomos de costumbres, mitos y leyendas aztecas. Lo más destacable de este tratado es el método de investigación empleado, precursor del que aun hoy aplican los etnólogos, ya que confeccionó un cuestionario previo, seleccionó a los informadores y recurrió a intérpretes nativos que escribían al dictado náhuatl. En su día, la Iglesia confiscó la obra al considerar que se oponía a la labor misionera.

Fray Bernardino de Sahagún
Nacido en el pueblo leonés de Sahagún, que adoptó como apellido en su orden (se llamaba Bernandino Ribeira), Bernardino de Sahagún marchó a México en 1529 y allí pasó, en diferentes lugares, el resto de su vida, entregado a la catequesis de los indígenas, para lo que aprendió el idioma náhuatl e investigó diligentemente sus usos y creencias. Muy amado por los indios, inquiría constantemente de los ancianos, sabios y sacerdotes los detalles que le interesaban, y pedía a sus discípulos que consignasen tales informes en náhuatl, traduciéndolos después él al castellano. Los materiales crecían así de continuo, dando lugar sucesivamente a varios manuscritos en ambos idiomas, de más valor los de lengua náhuatl, porque a veces omitía o abreviaba algunas cosas en la versión castellana.
La obra costó al autor muchas penalidades, porque tuvo enemigos que sostuvieron ser impropios de la Orden Franciscana aquellos gastos que podían ayudar a mantener en los indígenas el recuerdo de su idolatría, y se le impidió por todos los medios continuarla. Se sabe que Fray Bernardino de Sahagún sufrió vejaciones intelectuales y que fue trasladado de convento en convento. Pero nunca le faltaron simpatizantes, que al fin prevalecieron, si bien sus manuscritos, de los que fue despojado, no volvieron a su poder. Modernamente reencontrados, se han editado y traducido repetidamente desde 1829, aunque de forma muy deficiente al principio. Uno de los fragmentos apareció en la Biblioteca Laurentina de Florencia (Códice florentino) y otros en un convento franciscano de Tolosa.
La Historia general de las cosas de Nueva España, cuya redacción le llevó cuarenta años, es un texto capital de la historiografía mexicana contemporánea. Concebida a la manera de un tratado moderno (uso de documentos, cotejo de diversas fuentes, apartados clasificados de forma científica), consta de doce libros. Los nueve primeros tratan de los dioses y diosas, de las fiestas en su honor, de las creencias sobre la inmortalidad del alma y de las ceremonias fúnebres, así como de la astrología judicial, los augures y adivinos, y de la vida intelectual y política, entre otros temas.

Los libros X y XI contienen un diccionario, y el XII expone la conquista de México en su versión indígena. Obra metódica y de importancia excepcional, representa un tesoro de conocimientos etnográficos, arqueológicos e históricos que constituye una contribución fundamental al conocimiento de los indígenas en su primitivo tipo de vida. Las excavaciones arqueológicas realizadas desde el siglo XX han corroborado muchos aspectos de la obra de Sahagún.
No tuvieron mejor suerte otros textos salidos de la pluma de este ilustre franciscano. Las Pláticas o Coloquios aparecieron en la Biblioteca Vaticana y se publicaron en 1924; de la Psalmodia cristiana, que contenía parte de los salmos traducidos y reinterpretados en náhuatl, quedaron tres ejemplares muy incompletos; y tampoco se encontró nunca un Arte (gramática) de la lengua mexicana, escrito en 1569. También se le atribuyen diversas obras doctrinales en lengua náhuatl, no localizadas en la actualidad.

“LA MUSICA REGALO DE DIOS” Por Miguel Vázquez Aguilar.


“LA MUSICA REGALO DE DIOS”

Orígenes y algunas de sus fuentes.

Por Miguel  Vázquez Aguilar.
Gracias a la iglesia, es como en nuestro país existe progreso,
desde la conquista en 1521, la música de los indígenas, que
antes desempeñara tan importante papel, debía, necesariamente,
ser combatida en su forma, funciones y aplicaciones: de modo
permanente, relevante y definitivo, quienes más influyeron en esto
fueron los  “misioneros.”

El esmero apostólico y la circunstancia de que la educación estaba en
aquella época en manos del clero, fueron los factores que aceleraron
ese cambio.
La primera figura que se destaca en esta difícil labor es  Fray Pedro de
Gante.  Según sus biógrafos, el cercano parentesco que guardaba con
el emperador Carlos V, de cuyo séquito formaba parte, le auguraban
un preeminente lugar de honor en el mundo de las dignidades
seculares. Pero el conocimiento de los infortunios de los indios, que
le fueron relatados por Fray Bartolomé´ de las Casas, despertó en él,  el
deseo de venir a América para tratar de remediar sus necesidades.

Dejó la fastuosidad de la corte y lleno de ardiente caridad, entró como
lego en la Orden Franciscana.
El primero de mayo de 1522 se embarcó para América, junto con
Fray Juan de Tecto y Fray Juan de Aora.   El treinta de agosto del mismo
año llegaron a Veracruz. Descalzos y a pie emprendieron el viaje
hacia Tenochtitlán, que aún  no se reponía de los estragos y daños
causados por la contienda. Se radicaron en Texcoco, hospedándolos
Ixtlixóchitl, que era entonces el señor de ese reino,  en el palacio de
Nezahualpilli. Se dedicaron a aprender la lengua de los mexicanos
para emprender después la tarea que se habían proyectado.

Fue en esta ciudad (Texcoco), donde  Fray Pedro de Gante   “fundó la
primera escuela de cultura europea que hubo en América destinada
a la enseñanza de los indios”; escuela en que la música tuvo un
importante lugar desde sus inicios, realizada en el año de 1523.

Pero a todo esto el humilde lego, en que ocupaba  su tiempo o cual
era su labor primordial, lo sabemos por una carta que él mismo
escribió  dice: “Mi oficio es predicar y enseñar día y noche. En el día
enseño a leer, escribir y cantar: en la noche leo doctrina cristiana y
predico…”  Aunque también afirma que una vez  conseguido algún
provecho con sus discípulos “vamos a la redonda destruyendo ídolos
y templos, y levantamos iglesias (de las que edificó más de cien)  al
Dios verdadero.

Continuara………….

Biografia Papa Francisco - Jorge Mario Bergoglio - Papa Francisco I




Papa Francisco - Jorge Mario Bergoglio - Papa Francisco I
(17/12/1936 - Unknown)




Nació 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires en el seno de una familia modesta, hijo de un trabajador ferroviario de origen piamontés, Mario Bergoglio, y de Regina, ama de casa. Heredó de su padre la pasión por el club de futbol de San Lorenzo. 

Cursó estudios en la escuela secundaria industrial E.N.E.T Nº 27 Hipólito Yrigoyen, recibiendo el título detécnico químico. Vive con un pulmón desde los 20 años, cuando se sometió a una operación. Sin embargo, salvo limitarle un poco su capacidad respiratoria, no le afecta a su calidad de vida. A los 21 años decidió convertirse en sacerdote. 

El 11 de marzo de 1958 se unió al noviciado de la Compañía de Jesús  ingresando en el seminario del barrio Villa Devoto. Obtiene una licenciatura en Filosofía y estudia Humanidades en Chile. Entre 1964 y 1965 fue profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fé, para posteriormente decantarse por la Teología en el colegio 'San José', en San Miguel. 

Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969. Desde entonces realizó una larga carrera dentro de la orden de la cual llegó a ser «provincial» desde 1973 hasta 1979, durante la dictadura militar argentina. Procuro mantener a toda costa la unidad del movimiento jesuita, influenciado por la Teología de la Liberación, bajo la consigna de "mantener la no politización de la Compañía de Jesús". 

Se traslado a Alemania para obtener su doctorado y a su regreso retomó la actividad pastoral como sacerdote en la provincia de Mendoza. 

Fue consagrado obispo titular de Auca el 20 de mayo de 1992, para ejercer como uno de los cuatro obispos auxiliares de Buenos Aires. Posteriormente fue obispo coadjutor de la misma el 3 de junio de 1997. Recibió el cargo de arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998. Por entonces no vivía en el palacio cardenalicio, sino en un piso normal y corriente. Iba a trabajar todos los días en autobús. Y se hacía la comida. Durante el consistorio del 21 de febrero de 2001, el papa Juan Pablo II lo nombró cardenal del título de san Roberto Belarmino. Además es primado de la Argentina.

Miembro de CAL (Comisión para América Latina), la Congregación para el Clero, el Pontificio Consejo para la Familia, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. 

Aficionado a la de Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal y Fiodor Dostoievski y amante de la ópera. Con prestigio por sus dotes intelectuales y dentro del Episcopado argentino es considerado un moderado entre los prelados más conservadores y la minoría "progresista". Lavó los pies a enfermos de sida, comió con los pobres. Criticó duramente el capitalismo, el consumismo y la lógica perversa de la economía de mercado. Siendo cardenal se opuso al proyecto de Ley de Matrimonio entre Personas del Mismo Sexo. Jesuita ortodoxo en cuestiones dogmáticas. El 9 de julio de 2010, días antes de su aprobación, se hizo pública una nota suya calificando como una «guerra de Dios» dicho proyecto, que contemplaba que las personas homosexuales pudieran contraer matrimonio y adoptar niños. Ademas choco en otras ocasiones con los gobiernos deNéstor y Cristina Fernández de Kirchner, con sus críticas por la corrupción y la pobreza. 

Miembro de la Conferencia Episcopal Argentina, de la cual fue presidente en dos ocasiones, y CELAM(Consejo Episcopal Latinoamericano).En la Santa Sede fue miembro de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos; de la Congregación para el Clero; de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica; del Pontificio Consejo para la Familia y de la Pontificia Comisión para América Latina. 

Fue mencionado como uno de los prelados mejor posicionados para suceder a Juan Pablo II, siendo el principal rival de Ratzinger en el Cónclave de 2005. En marzo de 2013, Jorge Bergoglio fue uno de los dos cardenales argentinos que participan del cónclave para elegir al sucesor del Papa Benedicto XVI. 

Tras al menos cuatro votaciones y dos fumatas negras, los 115 cardenales electores, inclinaron la votación a su favor y el 13 de marzo de 2013 fue elegido el Papa 266. Se impuso el nombre de Francisco, convirtiéndose en el primer latinoamericano y el primer miembro de la compañía de Jesús en dirigir la Iglesia católica. La fumata blanca se alzó sobre el cielo de Roma a las 19.08. 


Ordenación
13 de diciembre de 1969

Consagración episcopal
27 de junio de 1992

Proclamación cardenalicia
21 de febrero de 2001

Papa de la Iglesia católica
13 de marzo de 2013 


Obras

1982: Meditaciones para religiosos
1986: Reflexiones sobre la vida apostólica
1992: Reflexiones de esperanza
1998: Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro
2003: Educar: exigencia y pasión
2004: Ponerse la patria al hombro
2005: La nación por construir
2006: Corrupción y pecado
2006: Sobre la acusación de sí mismo
2007: El verdadero poder es el servicio
2012: Mente abierta, corazón creyente

lunes, 1 de julio de 2013

San Pablo de Tarso


San Pablo de Tarso
(Saulo de Tarso) Apóstol del cristianismo que él transformó en religión universal (Tarso, Cilicia, h. 4/15 - Roma ?, h. 64/68). Era hijo de judíos fariseos de cultura helenística y con ciudadanía romana. Fue contemporáneo de Jesucristo e incluso estuvo en Jerusalén en la misma época que él, aunque probablemente no se conocieron.

San Pablo (óleo de El Greco)
Pablo tenía una sólida formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil y lingüística (hablaba griego, latín, hebreo y arameo). Participó en las primeras persecuciones contra los cristianos. Pero durante un viaje a Damasco, poco después de la crucifixión de Jesucristo, se convirtió a la nueva fe, que por entonces era considerada una secta herética del judaísmo (según su propio relato, fue el mismo Jesús el que se le apareció).
Desde entonces San Pablo se convirtió en el más ardiente propagandista del cristianismo, que contribuyó a extender más allá del pueblo judío, entre los gentiles: viajó como misionero por Grecia, Asia Menor, Siria y Palestina; y escribió misivas (lasencíclicas) a diversos pueblos del entorno mediterráneo.
Los escritos de San Pablo adaptaron el mensaje de Jesús a la cultura helenística imperante en el mundo mediterráneo, facilitando su extensión fuera del ámbito cultural hebreo en donde había nacido. Al mismo tiempo, esos escritos constituyen una de las primeras interpretaciones del mensaje de Jesús, razón por la que contribuyeron de manera decisiva al desarrollo teológico del cristianismo (se atribuyen a San Pablo más de la mitad de los libros del Nuevo Testamento).

La Musica Regalo de Dios


LA MUSICA REGALO DE DIOS”



Orígenes y algunas de sus fuentes.
Por Miguel  Vázquez Aguilar.



Al hablar  del Canto Gregoriano no podemos menos de reconocer en  él  uno de los testimonios
más antiguos de la música humana.
Su origen se pierde en los esplendorosos días en que el Salmista cantaba a Jehová sobre la melodía
“La paloma muda de los lejanos terebintos” como lo recuerda aún la Biblia.
Junto a todos los tesoros mesiánicos, Jesús legó a la iglesia la música sagrada. Cuando celebró en
el Cenáculo la primera misa de la historia nos narran los evangelistas que, antes de salir, cantó el himno de acción de gracias. Jesús  fue, pues, el primero que cantó en la iglesia.
Después que el pueblo judío desconoció al Salvador, Jerusalén no fue ya la Ciudad Santa.  En
adelante este título lo llevará Roma, allá va Pedro, el primer Papa, a establecer su Sede y con él
va la herencia religiosa del nuevo Israel. De este modo es como en los surcos de las catacumbas la
música sagrada llega a ser también romana.Cuando la iglesia sale a flor de tierra en el siglo IV, sale cantando, y ya en el siglo VI el Papa San
Gregorio  (como lo hemos platicado anteriormente) puede realizar una compilación de melodías
sagradas y ordenarlas con tal perfección que el canto eclesiástico toma con justicia el nombre de
Canto gregoriano. Este canto ha de ser la música religiosa de toda la Edad Media y de él saldrá, poco a poco, en los siglos XII, XIV y XV, el canto y la música polifónicos y a través de éstos, en los siglos sucesivos, la música moderna.
Es verdad que esto sucede a costa del mismo Canto Gregoriano, al cual se mutila, se deforma y se
echa en el olvido.
De tan triste situación han venido a sacarlo desde la mitad del siglo XIX los monjes benedictinos. Por medio de pacientísimos estudios, estos beneméritos monjes han logrado restaurar las melodías y el ritmo gregorianos y de esa manera reintroducir la legítima ejecución del canto que la iglesia Católica reconoce como propio (Motu Proprio de S.S. Pio X, 22 de noviembre de 1903).
El canto Gregoriano es el canto oficial de la iglesia Católica.
Es música, puesto que es el canto, pero antes de esto es oración. Se puede decir que es la oración
en aquel momento extático en que ya no puede  ser expresada por la palabra hablada y se busca la musicalidad como expresión del fuego interior.  De aquí que no hay música tan íntimamente
ligada a la palabra como el Gregoriano.  El texto sagrado es toda la razón de esta música divina.
También se explica así por qué está música logra un ennoblecimiento y una elevación tales, en los
que  la escuchan, como ninguna otra música puede lograrlos. En una orquesta se podrá tener más
música, pero siempre de inspiración humana. Por las melodías gregorianas circula una inspiración divina.
Esto no quiere decir que, musicalmente hablando, el Canto Gregoriano  sea imperfecto. Como
prueba en contra está la música de nuestros días que ha acudido a las fuentes modales y a la
libertad rítmica propia del Gregoriano, en busca de renovación.



                                                                                                                  Continuara………………………….

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro


Nuestra Señora del Perpetuo SocorroIcono oriental antiguo de origen desconocido.
Fiesta: 27 de junio.
Patrona de los Padres Redentoristas y de Haití.
El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.
Historia
En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe. ¿Se le habría confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.
Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordóun navío dirigiéndose a Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante  tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.
Cae la pintura en manos de una familia
Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen. 
Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader. Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería. El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario. El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual. Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero. De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió. La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa. Así, día a día, fue aplazando el deshacerse  de la imagen. Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura. La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia; y, que si no, todos los de la casa morirían.
La mamá de la niñita estaba espantada y prometió obedecer a la Señora. Una amiga, que vivía cerca, oyó lo de la aparición. Fue entonces a ver a la señora y ridiculizó todo lo ocurrido. Trató de persuadir a su amiga de que se quedara con el cuadro, diciéndole que si fuera ella, no haría caso de sueños y visiones. Apenas había terminado de hablar, cuando comenzó a sentir unos dolores tan terribles, que creyó que se iba a morir. Llena de dolor, comenzó a invocar a Nuestra Señora para que la perdonara y la ayudara. La Virgen escuchó su oración. La vecina tocó la pintura, con corazón contrito, y fue sanada instantáneamente. Entonces procedió a suplicarle a la viuda para que obedeciera a Nuestra Señora de una vez por todas.
Accede la viuda a entregar la pintura
Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió. Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol.
La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia. Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro. La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499. En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado. Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años. Amado y venerado por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias.
En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Sus atropellos fueron incontables y su soberbia, satánica. Exilió al Papa Pío VII y, con el pretexto de fortalecer las defensas de Roma, destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables. Uno de los Padres Agustinos, justo a tiempo, había logrado llevarse secretamente el cuadro. 
Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de S. Eusebio y después la casa y la iglesia de Sta. María en Posterula. Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula. Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada.
Hallazgo de un sacerdote Redentorista