Orígenes y algunas de sus fuentes.
Por Miguel Vázquez Aguilar.
La polifonía determina toda la música de nuestro mundo. Como en la
historia del espectáculo, la caída del imperio romano parece suponer
una interrupción de la tradición musical. ¿Qué hay de griego o de
romano en las primeras monodias litúrgicas que han llegado a nosotros?
porque la tradición se reanuda a partir de los monasterios y de las
iglesias, únicos y privilegiados depositarios de la cultura destruida.
A. Salazar, dice: "La música primitiva de la iglesia entronca
directamente con los orígenes mismos de su credo y de sus primeros
adeptos: por una parte, israelitas refugiados en roma que seguían
practicando las formas musicales de la sinagoga y, por otra, esclavos
griegos que llevaban a sus reuniones modos y costumbres de canto
procedente de la tradición helénica". La recitación de los salmos a la
manera de la sinagoga, al compás de una cítara o de una lira pulsada
(psallo, psallein significa, en griego pulsar), está en los inicios de
las reuniones cristianas de la iglesia (en griego, ekklesia significa
reunión): de modo que volvemos a encontrarnos con Oriente (más
que con la persistencia de la tradición clásica) en los inicios de
esta reanudación de la cultura musical. La ausencia de instrumentos,
en esta primitiva música religiosa, puede explicarse por la renuncia
a ellos hecha por los cristianos por creerlos propios de las orgías,
cantadas y sobre todo danzadas, de la Roma imperial. Así, en los
comienzos de esta tradición, que ya no se interrumpe, encontramos la
música vocal.
El Edicto de Milán, que decreta la libertad de los cristianos para
practicar sus cultos, fue proclamado por Constantino el Grande en
313. Pero la completa cristianización del mundo romano no se produce
hasta avanzado el siglo VI, y aún en el VII se hallan focos rurales
resistentes. El filósofo Boecio (480-524), autor del tratado De
la consolación por la filosofía, por quien tenemos noticias de la
notación alfabética, es todavía un pagano, o, por lo menos, un
cristiano de ideología que nunca llevó a la práctica. Pero durante
toda esta época se concentra la música eclesiástica de las antífonas
y de los himnos: es decir, los cantos que luego se recopilarán en el
llamado Antifonario romano.
Uno de los grandes compositores de himnos de la Iglesia latina fue
san Ambrosio de Milán (340-397). En su tiempo hubo disputas en torno
a la música: se tenían por impías y hasta heterodoxas determinadas
melodías que a través del Asia Menor procedían de la música griega.
A san Ambrosio le acusaron de poner un excesivo encanto melódico en
sus himnos. El replicó, porque creía en la labor apostólica de la
música. En efecto, los himnos ambrosianos actuaron con eficacia y
se extendieron por las provincias romanas de Occidente, aunque el
rito local de Roma no los había acogido oficialmente a comienzos del
siglo XII. Pero persistían a pesar de que la reforma de san Gregorio
(590-604) tendió, principalmente, a combatir el canto ambrosiano y
a unificar el canto litúrgico en toda la iglesia. Junto al canto
ambrosiano existía el canto gálico, propio de la iglesia de las
Galias, y el canto mozárabe de la España visigótica (abolido por
el papa Urbano II, en el siglo XI, persiste hoy en la diócesis de
Toledo).A estas formas musicales de la iglesia latina sucedió el
llamado
Canto gregoriano. Impropiamente, por cierto, ya que no fue el viejo
repertorio de san Gregorio (llamado viejo romano) , que éste había
impuesto a las diócesis, predicándolo casi como una misión, lo que se
impuso, un nuevo canto ordenado por Carlomagno en todos sus estados,
creyendo defender el viejo gregoriano. Y aún este nuevo gregoriano
carolingio ha de sufrir importantes modificaciones.
Continuara..............................
Gran Compositor de Himnos de
La Iglesia Latina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario